El despegue ocurrió esta tarde. El presidente electo se acercó al Starbase de Texas para participar del evento junto a su futuro asesor del Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Space X lanzó un nuevo vuelo de prueba de su megacohete Starship, con un testigo privilegiado: el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo presente en una clara muestra de su alianza con Elon Musk.
Se trató del segundo intento de la compañía para demostrar su gran capacidad técnica: utilizar unos brazos mecánicos, bautizados como palillos, con los que puede atrapar en el descenso al propulsor del Starship desde su plataforma de lanzamiento, y así reafirmar su liderazgo en la reutilización de cohetes.
Luego del lanzamiento, y tras revisar los datos del vuelo, Space X decidió suspender la captura del segundo propulsor después de que se separara del cohete Starship Super Heavy. A poco menos de siete minutos de vuelo, el propulsor se separó y aterrizó en el Golfo de México.
Space X había dicho anteriormente que si no se cumplían los criterios adecuados en el momento de la separación, no se arriesgaría a atraparlo, por lo que la misión se cumplió a medias.